Cuando no existían los medios masivos de comunicación y el mercado viable se limitaba a la distancia a la que podías llegar con tu carro o tu caballo, no hacía falta que pensaras en segmentación, en nichos o en targets. Los clientes eran todos a los que se podía llegar, y el posicionamiento lo daba el área de experiencia: "el herrero", "el carpintero", "el ebanista". No hacía falta diferenciarse demasiado, porque el mercado era muy pequeño y todos se conocían.
Con el avance de los medios de transporte y la llegada primero de la radio y luego de la televisión, la situación cambió. Ahora se podían alcanzar mercados que estaban mucho más lejos, con productos que podían venderse de a cientos de miles a través de cadenas de distribución y publicidad masiva. La diferenciación comenzó a darse primero por el producto o por la calidad del servicio, y luego por la marca.
En el siglo XXI las cosas son distintas. Vivimos en un mercado global comunicado a través de Internet, donde podemos llegar con nuestras ofertas a cualquier parte del mundo. Los títulos ya no nos diferencian, son casi un commodity, porque hay decenas de miles de personas en todos los países que ostentan el mismo grado académico.
Con tanta oferta, de servicios y sucedáneos, cada vez se hace más difícil distinguir entre las distintas profesiones. En mi profesión como coach, incluso, pasa que frecuentemente tenemos que marcar la diferencia entre un coach, un counselor y un psicólogo, por ejemplo.
Hoy más que nunca se hace fundamental lograr un posicionamiento diferenciador, un posicionamiento experto. Y ese posicionamiento se logra primero sacando los talentos de la transparencia y luego, alineándolos con el mercado.
De esa alineación surgirá un nicho. Un nicho no es más ni menos que una porción de mercado, un conjunto de personas. Si pensáramos en una torta o en un pastel, sería como cortar una porción y separarla para nosotros.
Porque un nicho de mercado te enfoca específicamente a tu cliente ideal. A ese cliente a quien mejor podés acompañar con tu magia, quien mayor provecho sacará de tu oferta y que por lo tanto, estará feliz de pagar por tus servicios.
Tener un nicho definido te permite:
Tener un nicho es un punto de partida esencial para cualquier negocio.
Como digo siempre, no hay fórmulas mágicas en los negocios. Pero sí hay una serie pasos que te conviene seguir para definir tu nicho.
Si necesitás ayuda para definir tu nicho, puedo trabajar con vos en sesiones VIP 1 a 1, o podés sumarte también a mi masterclass Define tu Nicho, donde explico una fórmula paso a paso para que encuentres a los clientes que estarán alineados con tu magia.
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Tu momento para hacerlo es ahora. 🙂
Ya es hora de cobrar lo que vale tu talento. 😉