También como humanos nos pasa que hay personas que lo descubren rápido, mientras que otras se pasan la vida cuestionándose cuál será, aún teniéndolo delante de la nariz. Algunos lo viven a pleno, y hay otros que, aún viéndolo clarísimo, se desenfocan y se desvían de él.
Cuando tenés un propósito claro vivís una vida con más significado. Te levantás feliz cada mañana y vivís cada día a pleno, porque sabés quién sos, a qué viniste y cuál es tu Norte, para dónde vas.
Acá te cuento en detalle cuáles son las 10 ventajas de saber cuál es tu propósito en la vida y para qué te sirve en cada caso.
Si no sabés cuál es tu propósito no tenés claro qué querés. Y cuando pasa eso, solés gastar tiempo en cosas que no son tan importantes para vos. A veces, incluso, sin darte cuenta. Estás más enfocado en el afuera que en quien de verdad sos.
Cuando re-conectás con tu propósito (porque esto es algo que ya es tuyo, ya lo tenés, no tenés que salir a buscarlo afuera) todo cobra sentido. Tomás impulso, tenés un Norte. Porque tu propósito es un faro, es un motor y es un empujón a hacer lo que viniste a hacer al mundo, todo al mismo tiempo.
El camino se despeja y lo que tenés que hacer se hace nítido. Y ya no hay nadie que te pare.
Como vimos antes, cuando entendés cuál es tu propósito en la vida se hace muy claro qué es lo que de verdad te importa.
Tenés un Norte, un faro. Sabés cuál es el camino por dónde tenés que ir.
Eso te da foco, te da sentido, dirección. Te mantiene alejado de las distracciones y también te ayuda a elegir y tomar decisiones de manera más inteligente.
Cuando sabés cuál es tu propósito, no te para nadie. Porque entendés quién sos, para qué viniste al mundo, en qué sos bueno y para dónde tenés que ir.
Tenés claridad y foco. La pasión y el entusiasmo son el combustible inagotable que te permite llegar más lejos, para concretar tus sueños y lograr tus objetivos.
Cuando conocés tu propósito vivís alineado con quien de verdad sos.
Sabés por qué sos, cómo sos, qué sos. Entendés tu razón de ser, tu magia, y de qué manera entregársela a los demás.
Los valores son las reglas que guían nuestras decisiones y nos ayudan a establecer metas y objetivos. Nos indican cuando estamos yendo por el camino correcto y cuando nos desviamos, y nos ayuda a conectarnos con otras personas que comparten nuestra manera de ver el mundo.
Con la claridad en el propósito los valores se hacen nítidos, tangibles, dejan de ser una utopía para transformarse en algo que concreto que se vive en el día a día.
Cuando enfocás en tu propósito y vivís tu vida alineado con tus valores, todo lo que contás, todo lo que expresás hacia el mundo exterior lo hacés desde un lugar de integridad, sabiendo que estás siendo fiel a vos mismo. Esto es ser auténtico.
Y ser auténtico te hace conectar con las otras personas desde un espacio genuino, con un sentimiento profundo de conexión y confianza.
¿Te pasó alguna vez que estabas tan conectado con lo que estabas haciendo que el tiempo se detuvo y parecía que todo lo hacías con poco esfuerzo?
Ese estado mental de funcionamiento en el que una persona está totalmente inmersa en la experiencia al realizar una actividad se denomina, en psicología positiva, "estado de flow". Se caracteriza por el enfoque, el compromiso y el disfrute del proceso. Se pierde noción del espacio y del tiempo.
Cuando re-conectás con tu propósito estás en tu zona de mejor performance. Te enfrentas al miedo y la incertidumbre de una manera más natural. Soltás el control y dejás que las cosas sucedan, con la total convicción de saber que estás en el camino correcto para vos. Que estás donde tenés que estar.
Cuando sabés cuál es tu propósito y lo ponés al servicio del mundo, creás un mayor impacto en los demás.
Y cuando acompañás a los demás a alcanzar sus propias metas se genera un fuerte sentimiento de conexión, y tenés la certeza de estar yendo por el camino correcto. Te sentís realizado.
Esa plenitud te conecta con la gratitud, con la convicción de estar haciendo las cosas bien, sabiendo que podés ayudar a los demás con tu magia.
Va de la mano con lo anterior.
Sentís gratitud cuando te das cuenta que estás haciendo lo que tenés que hacer, eso para lo que viniste al mundo. Y cuando ves que eso, además, le sirve a los demás.
Esto te hace sentir pleno. Realizado.
¿Cuál es la diferencia entre realización y felicidad? La felicidad suele ser algo puntual, del momento. Posiblemente intensa, como un estallido, un estado de euforia. Pero no dura. No permanece.
La realización, en cambio, es constante. Se mantiene en el tiempo. Es la convicción permanente de estar haciendo las cosas bien. Para vos y para el mundo.
Si como todo lo que leíste hasta acá no fuera suficiente, acá viene la yapa: tener claro tu propósito te ayuda a vivir una vida con mayor entusiasmo. Más creativa, más entretenida y más emocionante.
Porque cuando conocés para qué viniste al mundo disfrutás cada minuto, sos positivo, buscás siempre nuevas oportunidades y lo mejor de todo: lo hacés feliz y contento.
Esto impacta en toda tu vida. Tus vínculos mejoran y generás conexiones más fuertes con quienes te rodean. Te ponés al servicio de los demás con voluntad genuina de acompañarlos. Tu curiosidad crece, tu capacidad de asombro se expande, estás todo el tiempo ávido de aprender cosas nuevas.
Buscás crear un impacto positivo en el mundo. Porque ahora entendés el valor que tiene tu magia y cómo le sirve a a los demás.
Y vos, ¿tenés claro cuál es tu propósito?
Si querés re-conectar con tu razón de ser y crear un negocio a partir de allí, un negocio con sentido que te hará levantarte feliz cada mañana, Monetiza tu Magia es el programa perfecto para vos.
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No pierdas la oportunidad de regalarle al mundo tu magia y tu talento. Y sentirte realizado.
Ya es hora de cobrar lo que vale tu talento. 😉