Tener una práctica de coaching, cumplir el sueño de ayudar a los demás y sentir que finalmente estamos en el mundo haciendo lo que nos toca hacer, en base a nuestros dones, nos da una sensación incomparable de gratitud y de significado.
Sin embargo, vender tus servicios como coach puede ser difícil, porque:
Pero hay formas de paliar estas realidades. Y aquí te cuento algunas de ellas:
1. No te vendas únicamente como coach
La mayoría de la gente no sabe qué es un coach ni qué hace. Si les decimos "hola, soy Gabu, soy coach", posiblemente piensen en los coaches de baile del programa de Tinelli (si estás en Argentina), o en algún coach deportivo. Eso pasa porque para entendernos armamos categorías en la mente, y eso lo estructuramos en base a lo que ya conocemos. Si para mí un coach es el de Tinelli, a menos que me lo aclares, en mi cabeza tu ser coach es bastante probable que tenga que ver con el baile. Es la historia que me cuento en base a lo que conozco.
La mejor forma de presentarte es hablando del problema que resolvés, de una manera específica. Luego, podés aclarar que hacés eso desde tu profesión de coach. Va un ejemplo en el punto 2.
2. Sé específico
Algunas veces, cometemos el error de contar lo que hacemos desde conceptos muy elevados, poco entendibles para la mayoría de la gente. Son cosas que para nosotros tienen sentido desde el punto de vista de nuestra profesión, pero que no necesariamente todos entienden ni recordarán fácilmente.
Decir "con mi trabajo acompaño a otra persona a ampliar su mirada para que tenga disponible nuevas posibilidades", suena muy bien como concepto teórico, pero no tiene una bajada concreta a la realidad de tu potencial cliente. Es demasiado elevado. Y por si eso fuera poco, podría hasta dejar la sensación de que vendés una propuesta estándar para todos.
La clave está en pensar en el objetivo intermedio de tu mercado y alinearlo con tu magia. Por ejemplo, siguiendo el concepto de arriba, si sos un coach que se especializa en ayudar a las personas a bajar de peso, podrías decir "soy coach para el descenso de peso, te ayudo a revisar tus emociones y las explicaciones que te das acerca de tu relación con la comida para que logres alcanzar un peso saludable".
De esta forma, tu cliente potencial recordará claramente tu ser oferta, porque le estarás planteando algo que necesita, alineado 100% con sus objetivos de transformación.
3. Hablá de la necesidad concreta de transformación de tu potencial cliente, no sólo de la situación deseada
Siguiendo con el ejemplo del peso, todos tenemos claro que es mejor tener un peso saludable que estar por debajo o por encima de lo recomendado. Esa sería la situación deseada.
Ahora bien, si tuvieras que elegir entre varios profesionales que pudieran llevarte a esa situación que deseás, ¿a quién elegirías? Imaginemos que te cruzás con ambos en un ascensor, y que con cada uno hablás unos pocos segundos ¿Al que te dice que te hará bajar de peso con el método XX? ¿O al que te asegura que te entiende y que te ayudará a bajar de peso acompañándote durante el proceso, comprendiendo que se trata de una situación con la que tuviste que lidiar durante años, dejándote claro que siente compasión por lo que te toca vivir?
Seguramente elegirías al que realmente te entiende y conoce tu dolor.
Y esto responde a una cualidad típicamente humana. Si sentimos que el otro tiene compasión por nuestro padecer, si percibimos que se conecta con nosotros más allá de lo racional, desde el dolor que nos provoca no poder transformar una cierta situación, confiamos.
4. Vendé tus servicios incorporando las necesidades específicas de tu cliente
Esta es la mejor forma de que no pierdas en la comparación. Porque si lo que vendés es una estandarización (ej: "mi hora vale XXX dinero"), entonces podría suceder que tu cliente potencial evalúe otras alternativas más económicas, y termine yendo para ese lado.
Pero si en cambio pensás como tu cliente, podrás ofrecer opciones que van más allá de las horas. Como grupos para personas que comparten una misma necesidad de transformación, talleres por intereses o temas puntuales, follow ups online para millennials, sesiones intensivas o VIP de medio día o de día completo para la gente ocupada o ansiosa, entre otras alternativas. Es decir, podrás incorporar distintos modelos de negocio que también están alineados con lo que espera tu mercado.
5. Compartí lo que sabés
Muchas veces, cuando digo esto del otro lado me responden: "pero si cuento todo lo que sé, nadie va a contratarme". Nada más alejado de la realidad.
Compartir lo que sabés te permite entrar en la vida de tus clientes potenciales con un aporte genuino de tu magia.
Eso que sabés y que podés compartir, puede ayudar a otra persona, y a vos también. Porque es una de las mejores herramientas para diferenciarte y para crear confianza. Alguien que lee tu blog, que escucha tu podcast o comparte un posteo con eso que tenés para contar, es alguien que ya de algún modo te ha dejado entrar en su vida. Vaya privilegio.
¿Te sentiste invisible alguna vez? Si precisás ayuda para diferenciarte, el curso Monetiza tu Magia te funcionará perfecto para sacar tus talentos de la transparencia y lograr posicionarte como experto en tu nicho.
Y también tenés la opción de trabajar conmigo en sesiones VIP, online o en persona, donde podremos avanzar mucho más rápido en la consecución de tus objetivos.
Llegó la hora de que abandones la invisibilidad (que en la liga de los expertos no es un superpoder sino un obstáculo) y te hagas cargo de tu magia. El mundo necesita tu talento, no lo olvides.
Ya es hora de cobrar lo que vale tu talento. 😉